En esta sección encontrarás una sorpresa oculta, búscala
EL MISTERIO DE LAS ROCAS QUE SE MUEVEN EN EL DESIERTO
Desde hace ya varias décadas, el
misterio y lo paranormal han rodeado todo lo relacionado con las rocas
errantes que se encuentran en Playa Racetrack, en el Parque Nacional
del Valle de la Muerte, en California.
Ahora, gracias a la tecnología con la que
contamos y una altísima dosis de paciencia, científicos afirman haber
encontrado la respuesta definitiva que explica el extraño movimiento de
estas piedras y el marcado rastro que dejan en el terreno e incluso han
mostrado un fenomenal vídeo que lo demuestra. No pierdas detalle de sus
interesantes resultados.
Para descifrar el
misterio, un grupo de científicos liderados por Richard Norris, del Scripps
Institution of Oceanography, trasladaron 15 rocas equipadas cada una
con un GPS hasta el Valle de la Muerte, las cuales se encargarían de
registrar el más mínimo cambio de posición de las mismas. Cada una fue
supervisada con la ayuda de una estación meteorológica de alta resolución y
cámaras que filmaban cada lapso de tiempo en dirección sureste.
Aunque los científicos
sabían que este experimento podría ser de muy larga duración (estimaban hasta
10 años de espera), algo sucedió un par de años después, en el invierno del
2013, que permitió ver como se desarrollaba este fenómeno y permitió explicarlo
en su totalidad antes de lo esperado.
Según lo observado, los autores
afirman que para que ocurra el extraño movimiento deben coincidir una serie de
eventos que inusualmente lo hacen. En primer lugar, el terreno debe llenarse de
agua lo suficientemente profunda como para que se forme hielo flotante durante
el invierno, pero a su vez, también debe ser poco profunda, como para que las
rocas queden expuestas. Durante la noche, con la caída de las temperaturas, se
forma entonces una capa de hielo muy delgada, de entre 3 y 6 mm que atrapa
momentáneamente las rocas.
Al volver el día, las
temperaturas vuelven a subir y la fina capa helada comienza a fundirse y quebrarse, formándose placas que con facilidad se mueven por el viento,
aunque este sea muy ligero: de apenas 5,4 m/.
Así es que éstas, a su vez, mueven
las rocas muy lentamente, a velocidades de apenas entre 2 y 5 metros por minuto
en la dirección determinada por el viento, así como la del agua que fluye bajo
el hielo. Esto desmiente hipótesis anteriores de que sería necesaria una gruesa
capa de hielo y fuertes vientos para producir el deslizamiento de las rocas.
Durante los dos meses y medio que
duró la existencia del agua estancada en la superficie del valle, se observó y
grabó el movimiento de más de 60 rocas, algunas de las cuales se desplazaron
hasta 224 metros de distancia y dejaron el conocido rastro que ha despertado la
imaginación de tantos desde su descubrimiento en la década de 1940, tiempo en
el que se han debatido y atribuido el fenómeno a desde racionales eventos
geológicos y magnéticos hasta intervenciones de seres extraterrestres.